La mayoría de la gente
coloca sus preocupaciones o sus intereses
personales por encima del bien y de lo correcto dejándose llevar así por
un camino que de una u otra manera tarde o temprano traerá consecuencias nefastas.
Recientemente en mi familia
hubo un caso que nos tocó a todos; mi tía, madre cabeza de familia, fue asaltada
en su buena fe por dos comisionistas. Ella en búsqueda de una mejor vivienda
les confío dicha labor.
Estos comisionistas poniendo
por encima sus intereses personales la mal asesoraron con engaños como: “Esta
casa que usted posee está por debajo del valor real comercial y debe salir de
ella lo más pronto posible aceptando cualquier oferta”. Ella al reaccionar se
dio cuenta que si había comprado esa vivienda tres años atrás cómo era posible
que en la actualidad su valor decreciera si los bienes inmuebles cada vez se
valorizan más, además teniendo en cuenta las proporciones con las que la casa
cuenta.
En esta anécdota se puede
reflejar la deshonestidad de muchas personas que tal vez por ambición, por
querer ganar dinero o poder pasan por encima del bien de un bien colectivo o de
sus propios principios.
Para mí, todos deberíamos ver
la vida como una estadía corta en la tierra donde debemos disfrutar el día a
día y hacer que los demás que todos los que nos rodeen la vivan intensamente.
Debemos hacer el bien y no mirar a quien para así construir un mejor presente y
dejar una huella imborrable para quienes nos rodean. La honestidad nos toca a
todos no podemos ser esquivos a esta realidad.
Escrito y enviado por Elizabeth Salazar el Jueves, noviembre 3, 2011 10:21 P.M.
Elizabeth: Muy buen post; inicias con una reflexión sobre la honestidad y la vida, presentas una situación de la vida real y entregas una conclusión muy personal. Felicitaciones
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